domingo, 10 de junio de 2007

Política exterior española

Hace poco tuve la suerte de poder ir a un debate sobre política exterior española a la revista Foreign Policy. Intentaré explicar alguno de las ideas allí debatidas.

El consensus son las líneas generales de actuación que un partido u otro debe tomar, en este caso en el ámbito de la política exterior, desde que España se consagró como Estado constitucional democrático. Las líneas de actuación de España son Europa, Latinoamérica y El Mediterráneo, estando Estados Unidos presente en todas ellas. Durante la segunda legislatura de j. M. Aznar, para algunos autores el consensus se rompió, para otros se amplió, coincidiendo con la aparición de un nuevo panorama, como consecuencia entre otros factores, de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York.

El principal ámbito de actuación de España es Europa. Durante la década de los 80, España miraba cómo Europa podría ayudarla, y durante los años 90, cómo España podría mejorar Europa, por lo que siempre estuvo subordinada a los preceptos de Francia y Alemania. Durante la segunda legislatura de Aznar, ambos países pasaron por una fuerte crisis, por lo que España pudo tratarles de igual a igual. Por otro lado, durante la legislatura de Zapatero, España estuvo centrada en reformarse internamente, por lo que perdió la oportunidad de liderar una Europa estancada por la crisis continuada de Francia y Alemania. Hoy, ambos países, vuelven a ser la máquina que tira para salir de la crisis constitucional en la que está estancada la Unión Europea.

El segundo ámbito de actuación es Latinoamérica. Aznar, bajo la propaganda de una política liberal y la expansión de la democracia y los derechos humanos, cambió la postura de España, más dura, respecto a Cuba. Se posicionó del lado norteamericano sobre la línea de actuación que se debería tomar respecto a Cuba. En cambio Zapatero, ha optado por volver a la política exterior de González, fomentando la relación con Cuba y evitando entrometerse en los asuntos de derechos humanos, como si la crítica a la actuación de los gobiernos latinoamericanos formase parte de un neocolonialismo.

Respecto al Mediterráneo y por extensión al mundo árabe, la posición española de país dialogante cambió en el momento en que España decidió apoyar la intervención en Irak. No obstante, el actual Ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos, ha desarrollado la Alianza de Civilizaciones, una iniciativa para devolver la fama de país dialogante que había tenido España en esta zona.

El principal problema radica en el apoyo de España a la intervención en Irak, como respuesta al apoyo dado a Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo – terror. De esta alianza podemos sacar una serie de conclusiones – errores para hacer frente en un futuro. España no estaba preparada para dar el salto cualificativo que Aznar quiso dar por varias razones:

  • Necesidad de reformar – ampliar el consensus. La España actual no es la de hace 30 años, y si desea alcanzar sus aspiraciones debe establecer unos parámetros de actuación.
  • Debe crear una comisión que aúna la política exterior, con la economía,… estableciendo así un documento donde puedan colocarse los intereses y amenazas que debe hacer frente el país. Los partidos políticos no pueden tener políticas exteriores diferentes, debe establecerse un nuevo consensus en relación a la actual situación internacional.
  • Los vaivenes causados por los cambios políticos perjudican seriamente la imagen de España en el exterior. Un país es fiable cuando hay continuidad. Por ejemplo, los acontecimientos producidos como consecuencia de las promesas electorales perjudicaron seriamente la fiabilidad de España.

Cuando Aznar se alineó en la guerra contra el terror no tuvo en cuenta que España no estaba preparada políticamente ni socialmente. No contaba con el respaldo de la oposición, hubiese costado un gran esfuerzo económico mantener las tropas españolas viendo el transcurso actual de los acontecimientos, además de no contar con unos servicios secretos a la altura de los acontecimientos, que pudiesen evitar – desarticular (los presuntos terroristas estaban siendo investigados por las fuerzas policiales) el atentado más sangriento perpetrado en Europa.

Por otro lado, Aznar no preparó a la sociedad para ir a la guerra. Había apoyado la intervención, no obstante las tropas españolas fueron enviadas bajo resolución de la ONU. El gobierno tendría que haber llevado a cabo un programa de propaganda para “convencer” a una opinión pública española muy pacifista. Este programa hubiese llevado tiempo, hasta el siguiente mandato y posiblemente hubiese ayudado a la ascensión de Mariano Rajoy, con o sin atentado.

Parece que los políticos no se han dado cuenta de que la política exterior ya sea ha internacionalizado, es decir, se ha hecho pública. Por lo que los políticos deberían ser mejores comunicadores, con cierto carácter de actor. En Estados Unidos hace tiempo que se han dado cuenta de esta faceta. Tienen que convencer a la opinión pública. Por ejemplo en países como Noruega y Canadá, ha habido un fuerte debate de la opinión pública de cara a la política exterior. Por otro lado, la herramienta del Islam yihadista es convencer a la opinión pública. Los políticos, y sobre todo los de derechas, piensan que no existe mejor propaganda que la eficacia, cumplir con los deberes, y se olvidan del paso intermedio, el convencer a la opinión, cada día con más posibilidades de consumir actualidad.

España tiene mucho que ofrecer al mundo en general, y a América del sur en particular. Creo realmente que España debe promocionar la democracia y los derechos humanos, debe vender uno de nuestros más importantes logros, la transición. Tanto la diplomacia como las grandes empresas que allí trabajan, y todos los actores posibles deben formar parte conjuntamente de este proceso.

Antonio Cayarga

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