jueves, 1 de febrero de 2007
QUIERO SER APÓSTATA!!
“Por coherencia no quiero figurar como católico”, decía un apóstata en `El País´ el 4 de enero del 2007. En este país como en todos los países de tradición cristiana, ser apóstata significa un paso adelante en la consecución de las libertades individuales. Tenemos la posibilidad de pertenecer o no a la religión cristiana que nos impone nuestra tradición, aunque a los arzobispos de Madrid y Valencia les cueste entenderlo. En los últimos años se han manifestado, tanto a título individual como colectivo, miles de personas que desean desaparecer de los registros y libros de bautismo. En 2004, por ejemplo, se presentaron en el arzobispado de Madrid 1500 escritos promovidos por gays, feministas y grupos laicos. De su consecución o no lo desconozco, pero de su solicitud soy testigo. En otros lugares del mundo, como Irán, de donde brota la idea del actual gobierno español de promover una `Alianza de Civilizaciones´, ser apóstata significa estar perseguido por cualquier árabe musulmán, estar condenado a la pena de muerte tras un largo proceso de encarcelación y ridiculización. En política como en la vida misma, no se puede jugar a dos caras, a dos políticas diferentes, porque acabaran chocando una contra la otra y finalmente caerán por su propio peso. Fomentar alianzas en las que se pretende erradicar la ignorancia recíproca de dos civilizaciones diferentes, con contrastes tan radicales como ser apóstata en España, símbolo de libertad individual, y ser apóstata en Irán,… conlleva a que el pez se muerda la cola.
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1 comentario:
De acuerdo en algunas cosas. Y discrepo de otras. Primero, en España falta tanta cultura religiosa, que la gente no tiene ni interés en apostatar. Sencillamente, no saben qué es. El asunto tiene más interés en Alemania, por ejemplo, pues tal decisión tiene efectos fiscales inmediatos: dejas de aportar impuestos a cualquiera de las iglesias a la que pertenecieses. Aquí, como el asunto (el de apostatar y el de cruz en la casilla de la Iglesia) es voluntario -afortunadamente- el tema solo se le ocurre a minorías beligerantes -escasamente representativas desde un punto sociológico... y numérico: 1.500 solicitudes me parece de chiste, si es que el movimiento gay tiene tanta fuerza.
La otra cuestión de peso en el artículo, el de la coherencia, da para mucho y no tengo tiempo. Pero pedir coherencia intelectual al actual Gobierno, donde dos y dos son siempre lo que más interese en cada momento, es como un brindis al sol y un chiste de Gila, que en paz descanse.
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